Es curioso ver las opiniones que discurren en un congreso sobre migración, cuando la visión que escuchas y debates no es la de Occidente. Tres fueron mis primeras sensaciones. La primera, que no tenía mucho que aportar, pues notaba que los ahí presentes sabían perfectamente de la situación que dejaba sus países sin sus jóvenes promesas. La segunda, el fuerte peso de la opinión de las mujeres ahí presentes, la cual portaban con naturalidad y decisión. La tercera, que se habían tornado los roles, y era África la que tenía mucho más que decir que Europa con respecto a este tema.
Nos reunimos la última mañana en uno de los foros del congreso, y se hizo una síntesis del proceso migratorio. Es de recordar que es un asunto crucial para la transición a un futuro sostenible. Se estima que para 2050 haya 3000 millones de personas más sobre el planeta, y habrá un mayor flujo de migrantes, muy relacionado con las cuestiones de paz, seguridad, venta de órganos, trata de personas y drogas.
Sin embargo, la Europa actual solo distingue dos tipos de inmigrantes:
- Uno con dinero y recursos, que es capaz de acceder a las facilidades que proporciona el país de acogida, y que sin embargo, no se libra del racismo de la sociedad que lo acoge. Cabe mencionar que estas visas cuestan 4 millones de francos, es decir, más de 6000 euros.
- Otro que debe de buscar formas alternativas, más peligrosas, sin garantías, para llegar a un destino que espera más favorable, pero que al llegar, lo trata de criminal, y lo esconde tras un número, quitándole toda identidad más allá de inmigrante.
Cada nueva aportación enriquecía el discurso generado en el foro.
“El peligro está en pensar que la solución la hallaremos en el Norte”. Con este comentario, se vislumbró el problema entrañado en la propia concepción que tienen los propios senegaleses de sí mismos y de Occidente. Es por ello que se da un enorme éxodo de estudiantes, que aspiran a hacer un intercambio en universidades francesas, españolas o italianas, y por ello, eligen como tercera lengua uno de esos idiomas, desprestigiando, inconscientemente, la cultura propia. Las mismas autoridades del país son cómplices de esta partida, pues no se tiene en estima lo generado dentro del país. Nos contaban cómo un título francés contaba mucho más en el currículum que uno senegalés, por el simple hecho de considerar que el conocimiento impartido en estos países es superior.
No nos fuimos con las manos vacías. Si existen problemas, también son necesarias las soluciones, y este animoso grupo dio varias claves para comprender el quid de la cuestión.
“Es necesaria una revolución epistemológica”. Para ello, el papel clave, la educación. Educación para ser capaces de valorar la cultura y los recursos propios; educación para hacer prosperar tu país y darle peso a lo que se sale de la norma occidental; educación para ser autosuficientes, y poder comprender que somos interdependientes. Educación para hacer florecer la economía del país.
Así, pudimos concluir que debemos de luchar por el mundo de la diversidad, el mundo de la riqueza compartida, y no el de la riqueza expropiada.
Autor: Jorge Min Hui Zhou Zhou
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mayo 14th, 2019 Ver Perfil