Artículo Claudia 2

Mirando al futuro con esperanza

Nunca pensé que en tan poco tiempo pudiera recibir tanto. Esa es la frase que resume mi primer viaje a Dakar y al continente africano. Todo el equipo que formamos la delegación andaluza en las jornadas nos volvimos con la sensación de estar repletas. De información nueva, de sentimientos de lo más diverso y de energía positiva para continuar trabajando en un proyecto por un mundo más justo con todas las personas, con más amor. Las jornadas en la Universidad Cheikh Anta Diop sobre migraciones, familia y violencia fueron, desde el punto de vista científico y personal, increíblemente enriquecedoras y quedé muy sorprendida por la participación tan apasionada y pertinente de todas las presentes pues no es algo que esté acostumbrada a presenciar en las aulas y seminarios sevillanos, desafortunadamente.

Pero sin duda, el momento más entrañable del viaje fue la visita a la casa de Madame Ndèye Dagué Guèye y Monsieur Yatma Fall. Uno de nuestros cometidos del viaje era contactar con organizaciones de la sociedad civil senegalesa para invitarlos a participar de la Red Repensando África, que da origen a esta experiencia y conseguimos el contacto de esta pareja gracias a Ibrahima Diop, mi amigo y nuestro apoyo principal en la ciudad. De un día para otro consintieron en recibirnos en su casa y nada más y nada menos que ¡a las 9 de la noche! Es verdad que Dakar es una ciudad muy activa aún a estas horas, pero no es menos cierto que invitar a ocho desconocidos a tu casa a esas horas con las agendas que tienen no deja de ser sorprendente.

Ndèye Dagué Guèye es la presidenta del Comité de Mujeres de la Federación Senegalesa de Asociaciones de Personas Discapacitadas. Pero este título dice poco comparado con cómo es en realidad el trato con ella. La forma dulce y detallada de hablar de la señora Dagué contándonos las experiencias vitales que le hicieron ser la mujer que es ahora, cómo ha ido construyendo su vida a base de enfrentarse a los prejuicios de ignorantes, nos tuvieron embelesadas durante dos horas y nos dejaron con ganas de saber mucho más. Es sorprendente las ganas de continuar luchando por los derechos de todas las personas, pero en concreto de las mujeres discapacitadas en una ciudad dónde la accesibilidad brillaba por su ausencia muy a las claras. La capacidad de resistencia, unida a la esperanza y disposición de quien ha ido registrando logros en el tiempo, era evidente en cada frase que casi nos dictaba. Su interés por qué cosa le podían proponer esos ocho desconocidos y su agradecimiento por contar con ellos para continuar sus proyectos en conjunto me fascinó y me llenó de buena energía para seguir adelante con los míos propios.Artículo Claudia 1

Y no quiero dejar de mencionar a nuestra compañera Esperanza Jorge. Su exposición, así como la proyección de su documental fueron de las partes más duras del viaje, sin duda. La realidad de las mujeres víctimas de trata te descompone por dentro como ser humano…y eso siendo una mera espectadora de tercera. Me descompuse en llanto, pero al mismo tiempo me llegaron incluso más profundo que el sufrimiento las ganas y la esperanza que ella, y todas las compañeras que aun no estando presentes físicamente, se sentía que de algún modo la acompañaban,de que esa situación puede cambiar si todas las personas colaboramos de alguna manera.

Y esa actitud es la que me llevo de todo este viaje. De personas que aun sufriendo, o siendo testigo y fiel escriba de tan diversos sufrimientos sigan sonriéndole a la vida, mirando el futuro con esperanza y con fuerza para batir los retos que se planten por delante, abriéndole los brazos sin miedo a todo el que quiera colaborar en sus luchas, aunque sea con un mínimo gesto, que te devuelven con todo el agradecimiento del mundo.

Autora: Claudia Domínguez Navarro

Artículo Marta 1

He soñado con personas negras

Creo que fue la prueba perfecta para darme cuenta de la medida en que desde el día a día en el Sur, en España, contamos con la diversidad étnica como parte de nuestras vidas.

Hace falta poner a prueba la creencia del antirracismo desde la falta de cotidianeidad blanca con aspectos raciales. Somos “antirracistas” pero no contamos con espacios en los que conviva la diversidad étnica, más bien, queremos ser antirracistas, pero encontramos el cómo serlo. Durante los pocos días en los que nos sumergimos en la realidad negra colonializada, mirar dolía, incomodaba; mirar a los ojos entendiendo que la piel era un símbolo jerárquico, y que tú, por el hecho de viajar para conocer aquella realidad con la alegría del turismo blanco, estabas en un sitio donde ni pertenecías tenías que sentirte bienvenido, sino ser consciente. Mirar los anuncios de las pancartas con mujeres de piel despigmentada y pelo liso, mirar a la gente que te mira por salir a la calle en camino a otro destino, cuando para ellos, la calle era por sí misma un destino, ver el no estrés ni la prisa, quizás porque su tiempo no tiene el mismo valor que el nuestro: el económico, sino otro tipo de valor, ¿decimos que perdemos el tiempo porque perdemos (o dejamos de ganar) dinero?

Artículo Marta 2Sus normas de tráfico, son el ejemplo perfecto de lo que ellos son con respecto a Occidente, tienen asfalto y caminos arenosos, y líneas que marcan carriles, semáforos, y señales de tráfico, pero no son más que un escenario, un escenario que transgreden con una forma de organización propia, la suya, en la que no se gritan ni se insultan a pesar de que parezca que va a haber un accidente en cualquier momento, ni el claxon les molesta, porque lo han convertido en una herramienta de comunicación, y todo esto, les funciona. Como escribí tras uno de nuestros muchos recorridos en taxi: “las normas occidentales son un intento fallido de tratar de imponerse a su estilo de vida que ya funciona por sí mismo”. No pretendo mostrar una imagen romantizada de un viaje de cinco días de una recién graduada y entusiasta que llega de Europa a África, pero mi experiencia lo es.

¿Es necesaria la deconstrucción mutua? En las muchas ocasiones en las que mi rasgos occidentales me hicieron sentir incómoda, me cuestioné si esto me pasaba exclusivamente por un sentimiento de culpa que traía de casa, o por lo que percibía del exterior. Es claro que las personas occidentales necesitamos deconstruirnos para ser conscientes tanto de nuestros privilegios normalizados como de las formas de opresión que llevamos interiorizadas, pero para conseguir una relación que permita el intercambio horizontal (que no igualitario), puede que sea necesario encontrar un equilibrio en el que no predomine el ideal de progreso y buena vida de Occidente, ni el de inconsciencia de la supremacía blanca, sino más bien un punto de partida en el que se sepa de manera mutua que somos conscientes (en algún grado) de nuestro privilegio y que no lo deseamos, sino que sentimos rabia, impotencia, vergüenza, culpabilidad y frustración, y es necesario convertir todo esto en cambios. Ojalá tuviésemos más en cuenta las similitudes, como dijo uno de los artesanos del mercado local de Dakar “Les spagnol sont les Africans de l’Europe”.

 

Autora: Marta Cruz Gómez

Artículo Cristina 2

Mujeres migrantes africanas y cadenas globales de cuidados

Los pasados 28 y 29 de marzo se organizaron en la Universidad Cheik Anta Diop de Dakar (Senegal), las jornadas África Activa, con el apoyo de la Red Repensando África y bajo supervisión de la prof. Fatou Sow Sarr. Las jornadas trataron sobre Migración, familia y violencias. Durante los dos días se celebraron varias ponencias, talleres, debates y video-forum donde participaron miembros de la academia, representantes de colectivos y asociaciones vinculados a las migraciones y estudiantes universitarios.

Como miembro de la Red Repensando África, tuve la oportunidad de participar en la mesa sobre “Migración y Familia”. Durante mi intervención, hablé sobre cuidados y migraciones desde la perspectiva de las mujeres africanas migradas que viven en Andalucía. En este acto en concreto me centré en las experiencias de tres mujeres senegalesas, a las que entrevisté a finales de 2018 en Sevilla, dentro de mi proyecto de tesis doctoral.

La relación entre cuidados y migraciones ha sido estudiada desde distintos puntos de vista, como las cadenas transnacionales de cuidados (mujeres del sur global que dejan sus hijas/as al cuidado de otras mujeres para venir a los países del norte a trabajar como cuidadoras), o el papel que desempeñan las mujeres migrantes como trabajadoras domésticas desde una perspectiva feminista.  Sin embargo las prácticas de cuidados que ellas ejercen en su vida cotidiana y cómo estas prácticas se ven afectadas por el proceso migratorio no han sido tan estudiadas.

Artículo Cristina 1

A través de las narrativas de estas tres mujeres senegalesas podemos deducir que sus prácticas de cuidados se ven afectadas por la pérdida de redes de apoyo, el cambio de la vida en el seno de una familia extensa a la familia nuclear. Reconstruir estas redes no es fácil, ya que los valores culturales relacionados con los cuidados y la maternidad son diferentes en Senegal y en Andalucía, si llegar a caer en una dicotomía entre individual y colectivo, se puede apreciar a lo largo de sus narrativas que la concepción de la maternidad, no sólo como cuidadora de tus propias/os hijas/os, sino de todas/os las criaturas de tu entorno, el respeto y el valor social que tienen las personas ancianas, la fuerza de los valores de solidaridad y comunidad en las culturas africanas hacen que en la práctica la organización de los cuidados sea una vivencia más colectiva que en la sociedades europeizadas. Además estas mujeres tienen que hacer frente al racismo institucional, la precariedad laboral, barreras lingüísticas que dificultan el uso de recursos básicos de salud y educación y las dificultades administrativas para obtener o mantener la ciudadanía.

Ante esta situación de discriminación en injusticias estas mujeres no reaccionan como víctimas pasivas, sino que denuncian claramente la discriminación que sufren como mujeres, como migrantes y como africanas. Elaboran estrategias de resistencia como son exigir la implicación de sus parejas en las tareas de cuidados, para disminuir su sobrecarga de trabajo, mantener redes de apoyo dentro del colectivo senegalés, crear nuevas redes de apoyo locales a través de sus hijas/os, mantener vivos los valores de solidaridad, respeto y comunidad transmitiéndoselos a sus hijas/os.

En esta mesa se trataron también temas como las migraciones dentro del continente africano, los esfuerzos de las familias para financiar los proyectos migratorios de las personas migradas y la situación a la quedan expuestas las mujeres cuyos maridos migraron. El segundo día de las jornadas se realizaron varios talleres, uno de ellos trató sobre migraciones y familia. Se debatió sobre la situación de los migrantes de retorno, la ruptura de las redes familiares, la relación familiar entre jóvenes nacidos y criados en Europa con sus familiares senegaleses, las dificultades de los migrantes para comunicar con sus familiares las discriminaciones y violencias que sufren en los países europeos y las dificultades de las/os migrantes retornados para reincorporarse a la vida social y familiar.

En general, la participación en las jornadas África Activa, ha sido muy enriquecedora para mí, tanto por los temas tratados como por el talante de diálogo, escucha y debate que se dio durante todas las sesiones.

 

Autora: Cristina del Villar Toribio

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África Activa: FORUM FAMILIA-MIGRACIÓN-VIOLENCIAS

La migración en sí es un proceso histórico y los contextos políticos, económicos y sociales de los países que forman parte de este sistema impactan en las condiciones de la población inmigrante en la actualidad. Por ello, desde Alianza por la solidaridad se fomenta la participación de las Universidades andaluzas, la sociedad civil y las organizaciones sociales, en una Red denominada “Repensando África”. Su objetivo es dar a conocer África desde una perspectiva más plural como un espacio de conocimiento, de construcción con ideas y alternativas, con el fin de combatir el desconocimiento, la desinformación y las campañas negativas de los medios de comunicación sobre África negra.

Artículo Charles 2

El laboratorio de género e investigaciones científicas del IFAN de Dakar, en el marco de la cooperación con la red Repensando África, organizó un coloquio con el objetivo de trabajar juntos y reflexionar sobre la temática “Familia, migración y violencias”.

El coloquio del 28 y 29 de marzo marcó un antes y un después en nuestra vida porque fue muy instructivo a nivel personal y profesional. Sobre todo a la hora de romper con los tópicos difundidos en los medios de comunicación europeos, de que África espera con los brazos cruzados que Europa resuelva sus problemas.

Nos dimos cuenta que los docentes, los investigadores universitarios, la sociedad civil y las asociaciones implicadas en la inmigración tienen la clave para un cambio social. Lo único que necesitan es que occidente cambie la mirada paternalista hacia África negra y resuelva de manera bilateral las dificultades detectadas durante los desplazamientos de personas hacia sus fronteras.

En general, la mayor preocupación de los participantes fue la desestructuración familiar observada en esta última década ocasionada por las diferentes situaciones violentas de desventaja de género en el lugar de origen, que se entrelazan hasta constituir una amenaza profunda en la vida de las mujeres y de sus hijos. Ante esto, desplazarse es la única respuesta que promete asegurar la supervivencia.

En último lugar se habló de las remesas, momento en el que los inmigrantes retornados, las asociaciones de inmigrantes y nosotros mismos insistimos sobre las dificultades que encuentran los inmigrantes a la hora de enviar o recibir dinero en sus países de acogida, algunos por falta de documentación y otros por las tasas elevadas de las empresas de envíos.

Artículo Charles 1

Sin embargo, aunque haya bajado de manera considerable durante la crisis, según el Banco Mundial, Senegal recibe casi un 11 % de su PIB en envío de remesas, lo que supone una contribución importante en su crecimiento económico. Estos datos deberían incitar al gobierno senegalés a firmar acuerdos con los países de acogida para garantizar y facilitar los envíos, ya que gran parte de su economía depende de la supervivencia de los inmigrantes.

En definitiva, todas las partes pidieron trabajar en redes donde se podrán hacer propuestas efectivas, y en todo caso, hacer presión para que los líderes políticos den respuestas concretas sobre esos temas tan delicados.

 

Autor: Charles Williams Ndeye Wade

Artículo Jorge 1

Yo quiero que te quedes

Es curioso ver las opiniones que discurren en un congreso sobre migración, cuando la visión que escuchas y debates no es la de Occidente. Tres fueron mis primeras sensaciones. La primera, que no tenía mucho que aportar, pues notaba que los ahí presentes sabían perfectamente de la situación que dejaba sus países sin sus jóvenes promesas. La segunda, el fuerte peso de la opinión de las mujeres ahí presentes, la cual portaban con naturalidad y decisión. La tercera, que se habían tornado los roles, y era África la que tenía mucho más que decir que Europa con respecto a este tema.

Artículo Jorge 3

Nos reunimos la última mañana en uno de los foros del congreso, y se hizo una síntesis del proceso migratorio. Es de recordar que es un asunto crucial para la transición a un futuro sostenible. Se estima que para 2050 haya 3000 millones de personas más sobre el planeta, y habrá un mayor flujo de migrantes, muy relacionado con las cuestiones de paz, seguridad, venta de órganos, trata de personas y drogas.

Sin embargo, la Europa actual solo distingue dos tipos de inmigrantes:

  • Uno con dinero y recursos, que es capaz de acceder a las facilidades que proporciona el país de acogida, y que sin embargo, no se libra del racismo de la sociedad que lo acoge. Cabe mencionar que estas visas cuestan 4 millones de francos, es decir, más de 6000 euros.
  • Otro que debe de buscar formas alternativas, más peligrosas, sin garantías, para llegar a un destino que espera más favorable, pero que al llegar, lo trata de criminal, y lo esconde tras un número, quitándole toda identidad más allá de inmigrante.

Cada nueva aportación enriquecía el discurso generado en el foro.

“El peligro está en pensar que la solución la hallaremos en el Norte”. Con este comentario, se vislumbró el problema entrañado en la propia concepción que tienen los propios senegaleses de sí mismos y de Occidente. Es por ello que se da un enorme éxodo de estudiantes, que aspiran a hacer un intercambio en universidades francesas, españolas o italianas, y por ello, eligen como tercera lengua uno de esos idiomas, desprestigiando, inconscientemente, la cultura propia. Las mismas autoridades del país son cómplices de esta partida, pues no se tiene en estima lo generado dentro del país. Nos contaban cómo un título francés contaba mucho más en el currículum que uno senegalés, por el simple hecho de considerar que el conocimiento impartido en estos países es superior.

Artículo Jorge 2

No nos fuimos con las manos vacías. Si existen problemas, también son necesarias las soluciones, y este animoso grupo dio varias claves para comprender el quid de la cuestión.

“Es necesaria una revolución epistemológica”. Para ello, el papel clave, la educación. Educación para ser capaces de valorar la cultura y los recursos propios; educación para hacer prosperar tu país y darle peso a lo que se sale de la norma occidental; educación para ser autosuficientes, y poder comprender que somos interdependientes. Educación para hacer florecer la economía del país.

Así, pudimos concluir que debemos de luchar por el mundo de la diversidad, el mundo de la riqueza compartida, y no el de la riqueza expropiada.

 

Autor: Jorge Min Hui Zhou Zhou

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¿Fronteras? Depende para qué.

No es la primera vez -y me temo que no será la última- que confrontaré opiniones con alguien sobre el tema fronterizo. He escuchado comentarios del tipo “Las fronteras están para respetarlas” o “¿Qué pasaría si vinieran oleadas de migrantes a España?”. Este tema ha supuesto para mí en ocasiones un quebradero de cabeza porque había algo que no encajaba: ¿por qué migra la gente actualmente? Y me respondían que a causa de la pobreza. Una condición que quedaba naturalizada en su discurso para ciertas áreas geográficas del planeta (¡como si la escasez de recursos económicos estuviera intrínseca y naturalmente vinculada a eso que llamamos África o Latinoamérica!). Si tiramos del hilo para arrojar un poco de luz sobre las condiciones materiales que sustentan estos movimientos forzados de personas, nos encontramos con formas extractivistas de explotación, situaciones de inseguridad alimentaria, conflictos armados o difíciles coyunturas debidas al cambio climático, entre otras.

Durante las Jornadas África Activa de Dakar tuvimos la suerte de establecer contacto con diversas asociaciones senegalesas y personas que trabajan en ellas. Una de ellas era miembro del Comité Nacional de Diálogo Social sobre la Pesca, Acuicultura y Recursos Offshores de Senegal (CNDS-PAH). En la actividad pesquera es en la que me voy a centrar en el presente artículo.

La pesca es una de las principales actividades de subsistencia en Senegal. Este país, con una extendida tradición marítima, genera entre 500.000 y 600.000 puestos de trabajo según estimaciones (Rodríguez, 2018; Fernández, 2019). De hecho, la teoría más aceptada del origen del nombre Senegal es la que afirma que procede del wolof “sunu gaal”, cuya traducción sería “nuestra canoa”.

De cualquier modo, el extractivismo pesquero por parte de buques europeos en aguas senegalesas -principalmente españoles y franceses- conlleva un grave impacto ambiental y socioeconómico. Por un lado, la sobreexplotación de los ecosistemas marinos reduce la biodiversidad de la zona, poniendo en peligro la sostenibilidad de esta actividad esencial para la subsistencia de los senegaleses. Por otra parte, el incremento de las dificultades para competir con las formas de pesca masiva no tradicionales tiene un grave impacto para los niveles de desempleo en este sector y, preocupante también, sobre la seguridad alimentaria en un país donde el 70% del aporte proteico depende del pescado. En este contexto, a muchos senegaleses no les queda más remedio que migrar.

Esta situación está sostenida jurídicamente en el “Acuerdo de colaboración de pesca sostenible entre la Unión Europea y la República de Senegal”, que entró en vigor en 2014 y cada cinco años debe ser ratificado. Este acuerdo bilateral -el gobierno senegalés también participa de esta actividad extractiva- regula las condiciones y contrapartidas financieras de los pesqueros europeos en aguas senegalesas. En el plano económico cabe destacar que supuso una entrada de 13.930.000 euros para el estado senegalés (desglosado en el Artículo 3 del Protocolo), así como que los cánones por exceder los límites de la cantidad de pesca permitida son irrisorios (Artículo 3.5 y 3.6 del Protocolo). ¿Las retribuciones económicas de los estados europeos se traducen realmente en mejoras en las condiciones de vida de la población o favorece el mantenimiento de esta relación de dependencia Norte-Sur?

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Si bien es cierto que la mayoría de los alimentos pesqueros se quedan en el continente africano (un 69% según datos del ICEX), las partidas arancelarias de exportaciones a España aumentan año tras año, como se puede observar en el gráfico inferior. Y ya no es solamente que el destino del alimento sea uno u otro, sino que los medios de obtención del mismo queda poco a poco en manos de grandes empresas transnacionales, arrebatando a los locales -en este caso, a los pescadores- la soberanía alimentaria de la comunidad.

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Teniendo en cuenta estas pequeñas pinceladas de las dinámicas de extracción pesquera en Senegal por parte de Europa -también de barcos surcoreanos y chinos- querría destacar dos conclusiones. En primer lugar, la mayor parte de las migraciones actualmente son movimientos forzados de personas motivados por una situación de vida insostenible en los lugares de origen. En ese sentido, tanto los estados europeos como africanos participan como agentes reguladores del flujo de personas en función de las necesidades del mercado de trabajo global. Normalmente las personas migrantes, debido a una situación de vulnerabilidad estructural, son manos de obra barata que explotar. Por ello, cuando hablamos de fronteras debemos plantearnos que existen límites administrativos para personas pero, ¿y qué pasa con los recursos expoliados que circulan “libremente” por el mundo (alimentos, minerales, petróleo, gas…) y cuya extracción está a la raíz de las situaciones de pobreza?

Por otro lado, deberíamos tomar consciencia como consumidores de las implicaciones que tiene nuestro consumo: comprobar la procedencia de lo que consumimos y tratar de reducir la cantidad. En definitiva, desarrollar alternativas de mercado local y economías sostenibles (como el decrecimiento) quizás puedan ayudar como contrapeso a estas dinámicas capitalistas. Para que en una parte del planeta podamos existir de una forma, en otra hay personas despojadas de las condiciones básicas para vivir o de la vida misma.

Autor: Francisco Rabasco González

Foto documental_

Un diálogo cuyo lenguaje es la vida

África está construyendo mundo y para ello investiga, analiza y reelabora accionar. Señalo África no pretendiendo tropezarme en la generalización o anular en su amplitud las identidades miles que la conforman. Más bien deseo con ello voltear la imagen preconcebida de un continente pasivo bajo una acacia que crece asustada entre los escombros de bombardeos, la expoliación de sus recursos y sus gentes, y las tierras rasgadas por la sequía. Parte de este imaginario tiene que ver con las formas erosionadoras hasta el expolio con las que nos hemos relacionado con el territorio africano y sus personas moradoras desde Europa. Y, otra parte con el ejercicio de repetir una idea para que esta produzca realidad haciendo que la inmovilidad permita facilitar la continuidad de dicha erosión extractivista. Pero África se sacude etiquetas, África está activa, como señala el nombre de las jornadas que nos hicieron volar el pasado mes de marzo hasta Senegal para encontrarnos y vincularnos en el trabajo conjunto de diseño de sociedades críticas y comprometidas con la vida.

Desde este encuentro, las paredes de la Université Cheikh Anta Diop, en Dakar escucharon discutir durante tres días sobre los tránsitos que atraviesan continentes. En un momento dado éstos fueron agrupados en: desplazamientos de personas, productos o materias primas que migran o que son emigradas (a golpe de tinta en firma, coacción o bala), todo ello en estrecha relación con las formas de “consumo” en Europa; y, en dirección contraria, el traslado de las basuras y desechos generados por ese modelo de consumo que regresan de vuelta (vacías de valor y de función) al continente africano en forma de cementerio de lavadoras, televisores o de cualquier otro bien desestimable.

Se sentó en primera fila el cuestionamiento de base a la expulsión de la vida a las periferias de la propuesta social. Y se visibilizó nombrando el daño experimentado por quienes migran jugándose los cuerpos, y de la familia que queda en origen esperando noticias de la persona que abandona el territorio. Con voz ronca y asalitrada, en el pasillo de la derecha los océanos secos de peces señalaron como responsables de hambres y migraciones no elegidas a los grandes pesqueros llegados de lejos para engullir todo animal marino vendible en lonjas. En sillas plásticas improvisadas por el aforo repleto o en los bancos de madera se destacaron las fronteras externalizadas que subvencionadas desde los gobiernos europeos seccionan carne, sueños y derechos. Y los centros de internamientos para migrantes (CIEs)también encontraron asiento y lugar de voz. Nos recordaron que sus encierros injustos a quienes se desplazan tienen cabida tanto en el continente africano (Mauritania se nombró como uno de los avergonzados territorios que los acoge) como en suelo europeo. Y las mujeres y las jóvenes se hicieron hueco legítimo para desde el inicio recordar que todo daño toma dimensiones propias sobre sus cuerpos, en este caso corporeidades migradas.

Para dialogar sobre estos flujos dentro de la propuesta de África activa, con el deseo y la obligación cívica de repensar sociedad, las organizaciones sociales locales llegaron a la universidad con sus ropas y herramientas de gala para alzar la voz autorizada desde el trabajo directo; la academia y sus doctoras y doctores tomaron nota y replicaron arropadas en marcos teóricos, informes y trayectoria científica; el alumnado investigador participó y remató volcando de sus cubos dudas y resultados preliminares; y también nuestro grupo trasladado desde Andalucía con experiencias formativas, profesionales y vivenciales formó parte de esta dialógica ágora.

Foto Artículo Maspe 2Entre los proyectos que compartimos estuvo presente aquél en el que, desde el 2014, hemos estado trabajando con jóvenes nigerianas que migran hacia Europa vinculadas a la trata de seres humanos, pasando por la Frontera sur española. Hablamos de esta investigación-acción en la que se ha buscado priorizar el protagonismo de los relatos de las viajeras y las reflexiones críticas que desde ellos hemos co-construido. Apoyada en proyecciones y en personas traductoras que vivieron la propuesta como si fuera suya (gracias infinitas por ello), acercamos al aforo los asentamientos del camino, las zonas de explotación sexual o laboral, las escuelas en Nigeria o las casas de acogidas en el Estado español en las que hemos podido desplegar los campamentos de encuentro con las jóvenes y las mujeres. Así, ellas encontraron su lugar en Dakar, habiéndome prestado sus voces dada la imposibilidad de asistir físicamente, para alertar del descalabre humano que es la trata de personas. Y pudieron narrarse (a distancia) desde las mellas que las experiencias han dejado en ellas y, sobre todo, desde las estrategias que han desarrollado para superarlas y para confrontar la propia trata. El foro propiciado en Dakar recibió a las jóvenes reconociéndolas con sus aplausos como portadoras claves de los conocimientos que han posibilitado los resultados que dan sentido a esta investigación; y como protagonistas del documental Irioweniasi, el hilo de la luna (Pulsa aquí para ver el tráiler).

La génesis de este documental ha sido la petición que una de ellas (luego vendrían otras a reforzarla) nos hizo de contar lo que dio a llamar “la verdad”. Nos pedía que cuando fuéramos a Nigeria explicáramos a “sus hermanas” lo que ocurría con las jóvenes nigerianas durante la ruta migratoria y lo que les espera al llegar a Europa. Otra de las participantes, tomando el testigo de narrar verdades para evitar las repeticiones señala en el documental: “a mí me gustaría ayudar a las chicas africanas como yo, porque yo no quiero que ellas sufran como yo he sufrido en el camino. Por eso he contado mi historia”. Las investigadoras torpemente comenzamos este proyecto intentando localizar las huellas que el camino y la explotación (mayormente sexual) deja en las mujeres nigerianas y obviamos, hasta que las escuchamos, las huellas que ellas están dejando en la sociedad. Ello redefinió metodología, objetivos y resultados. Nos redefinió el posicionamiento ético y epistemológico.

A cada proyección o a cada espacio ocupado con sus reflexiones o propuestas (como estas jornadas lo han sido) se hacen presentes las mujeres y las jóvenes, saliéndose de las trastiendas de nuestras ciudades, allí donde las colocamos para lanzar una tela oscura sobre las explotaciones que vivencian. O de esas otras telas que son las sombras de los muros de las fronteras que ocultan lo que viven (agresión física, sexual, psicológica o venta) al otro lado. Fronteras que ya hemos señalado externalizadas, que es lo mismo que decir colocadas en aquellos países en los que el freno migratorio se puede realizar sin tener en cuenta los derechos humanos, la dignidad.

Las jóvenes con las que hemos hecho esta hazaña investigadora tienen como condicionante general que no pueden contar lo que han vivido. Las amenazas hacia ellas y sus familias o personas próximas son muy fuertes, a lo que se le suman los compromisos éticos que le llevan a concebir su viaje como una migración colectiva. Por eso, estas voces protegidas por el anonimato y la creatividad que ha posibilitado el soporte audiovisual tienen un triple valor: el de aportar desde el conocimiento sustentado en la experiencia sobre la temática; el de hablar confrontando la trata y mostrando sus estrategias de superación frente al fenómeno; y el de estar exigiendo con ello el derecho a ser parte de la sociedad que construye conocimiento para hacer posible otro mundo en el que la explotación de las personas, de las mujeres, sólo sea un recuerdo del que aprender para no repetir.

 

Autora: Esperanza Jorge Barbuzano.

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